lunes, 28 de marzo de 2011

Briefing

Esta mañana he estado en una reunión importante (eso dicen). En un meeting, según la directora de mercadotecnia. Perdón, de marketing. Lo primero que nos ha pedido ha sido un brainstorming. ¿O es una brainstorming? "Lo importante, al final, es el claim, no os olvidéis", ha seguido diciendo. "Hay que acertar y conseguir un display atractivo. Es esencial". Tomo nota. "Lo importante del branding, al fin y al cabo, es que la gente lo recuerde, sobre todo nuestro target". Sigo escribiendo; "recordar branding". "Quizá no nos quede más remedio que recurrir al típico mailing, pero eso nunca falla. Y un poco de merchandising, claro. Con buena presencia, de ahí que sea importante el packaging. Pero cuidado, no hay que saltarse a la torera el budget, que para algo está". Alguien interviene. "¿Y un spot donde lo importante sea el teasing?". La directora se lo piensa. "No, demasiado caro". Sigo apuntando.

Salgo de la reunión mirando mis notas. La última línea dice a gritos: "Preparar un briefing para el jueves". Ando un poco perdido, así que quizá tenga que hacer un training. Cualquier cosa para que se venda el nuevo libro de la editorial: La importancia de la lengua española en el comercio internacional.

martes, 22 de marzo de 2011

Sinfonier

Lo reconozco; me pongo algo nervioso cuando escucho la palabra "sinfonier". Ya me pasaba de pequeño y pensaba que era la manera que tenían de pronunciarlo aquellas señoras estiradas que a veces venían a casa de visita. Me parecía una palabra extraña, casi exótica. Sobre todo, porque desconocía su significado. "Sinfonier", pensaba... ¿Qué demonios será eso? Un día, claro, se hace la luz y alguien te lo dice. Y te quedas pensando si eso que estás viendo no es una cómoda. O una cajonera. "No", te dicen, "es un sinfonier". "Sinfonieeeeeeeeeer"... Supongo que me pasa un poco como a los amigos de La Hora Chanante con esta palabra, ¿lo habéis visto? Bueno, ahora han evolucionado y el programa hace años que no se llama así. Eso sí, lo mejor de todo es irse al diccionario a buscar la palabra en cuestión. Toda la vida escuchando "sinfonier" por aquí, "sinfonier" por allá.

chifonier

(Del fr. chiffonnier).
.
1. m. Cómoda alta y estrecha con cajones.



Ojalá fuese la primera palabra con la que me pasa algo parecido, pero no es así... En fin, ¿qué le vamos a hacer? Es lo bueno de interesarse por estos temas, que uno siempre aprende algo nuevo. Al menos, ya no me pondré nervioso al escuchar "sinfonier" porque automáticamente pensaré en "chifonier". Este... No sé qué me pone más nervioso, ahora que lo pienso.

jueves, 17 de marzo de 2011

Porque nos gusta la literatura

Por eso, y por muchos otros motivos, tenéis en el foro un apartado exclusivo para poder compartir cualquier tema relacionado con la literatura. Podéis abrir nuevos temas, comentar los que ya están abiertos y, en fin, dar vuestra opinión, que será, sin duda, bien recibida. Podéis entrar a echar un vistazo desde aquí: FORO DE LITERATURA.

Aprovecho también para recordar que tenemos en marcha un sorteo de un lote de libros. Si os queréis apuntar, podéis hacerlo desde aquí: APÚNTATE AL SORTEO.

sábado, 12 de marzo de 2011

Tsunamis y maremotos

La primera vez que escuché la palabra tsunami fue hace muchos años, mientras veía una de mis series favoritas de la infancia. En el capítulo 19 (lo he buscado, no es que me acuerde) de "Conan, el niño del futuro" (未来少年コナン) se producía una ola gigante, a la que llamaban ya, en la versión doblada, tsunami. La serie, de la que podemos hablar otro rato, estaba dirigida por Hayao Miyazaki y data de 1978. En ese capítulo 19, el protagonista se encontraba en una playa y, de repente, el agua comenzaba a retroceder, ante la cara de miedo de varios personajes. Yo, claro, no entendía nada, pero después llegó la ola. Durante algún tiempo estuve impresionado con aquella escena y la palabra tsunami me daba escalofríos, pero siempre me pareció algo más relacionado con la ficción; un invento japonés como podría ser Godzilla. Pero no, no era un invento.

Cuando hay una catástrofe como la de Japón, muchas veces los medios de comunicación se dejan llevar por las prisas, al igual que muchos lectores críticos. Lo que me gustaría decir es que, en mi opinión, y como bien se han encargado de recordar ya en el foro (AQUÍ), no es lo mismo un "maremoto" que un "tsunami". Para mí, al menos, nunca fue lo mismo. Así lo refleja también la Academia, que indica, además, que tsunami debe escribirse en cursiva.

Para aquellos que penséis que con lo que ha pasado en Japón (y en otros lugares antes) esta discusión es algo banal, no tengo más remedio que estar de acuerdo con vosotros. Pero permitidme que esta entrada sirva para que mandemos muchos ánimos a los que allí están, pasándolo mal, en momentos tan duros. Aunque sólo sea para eso. Que no es poco, añado.

jueves, 10 de marzo de 2011

Club de lectura

Hace ya algún tiempo que el FORO está en marcha y os queremos agradecer vuestra participación. Ya hay muchos diálogos y debates interesantes y esperamos que siga habiéndolos.

Una de las últimas aportaciones ha sido la petición de crear un CLUB DE LECTURA, donde se pueda moderar y compartir la lectura de una misma obra para después comentarla. Dado que nos pareció una idea muy buena, hemos creado un espacio dentro del foro para proponer lecturas y comentarlas.

Como siempre decimos, no hace falta que os invitemos, ya que estáis en vuestra casa. Para poder participar hay que estar registrado en el foro (es un minuto) y podéis hacerlo desde aquí: REGÍSTRATE EN EL FORO.

Esperamos que la iniciativa funcione y os parezca atractiva.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Acullá

Hace unos días, y todavía no sé muy bien por qué, se me ocurrió usar el adverbio “acullá” en una conversación. Mi interlocutor inclinó ligeramente la cabeza y me preguntó, casi en un susurro: “¿acullá?”. Sí, acullá, respondí. Aquí, allí o acullá. “¿Acullá? Eso te lo acabas de inventar”, me acabó diciendo.

Desconozco, y así lo reconocí en su momento, si era la primera vez que usaba ese término. O la segunda. Dudo mucho que fuese la tercera. En cualquier caso, y sin conexión a internet mediante (cuánto daño han hecho a las discusiones largas y sin sentido los teléfonos móviles con internet), pero con un ordenador operativo, mi amigo abrió el Word y escribió la palabra. “Toma, la subraya. Eso quiere decir que no es válida. Fíjate, fíjate cómo la marca en rojo”. Me asomé a la pantalla y, efectivamente, allí estaba “acullá”, totalmente desvalida ante el corrector de Word. “No te fíes del corrector, hombre, que a veces falla”, dije. Su cara se iba poniendo cada vez más rara, como si estuviese a punto de estornudar y no pudiese. No sé si sabéis por dónde voy.

Tras unos minutos de estira y afloja, apareció un tercer compañero. Nos miramos, le miramos a él, nos volvimos a mirar. Casi lo dijimos a la vez:

Uno: ¿verdad que no existe acullá?
Otro: ¿verdad que existe acullá?

Se quedó de pie, pensativo, sin llegar a la mesa donde estábamos. Sacó de su bolsillo su teléfono móvil y pasó su dedo índice por la pantalla varias veces.

"Acullá. (Del lat. eccum e illāc). 1. adv. l. A la parte opuesta de quien habla. U. en contraposición a adverbios demostrativos de cercanía, como aquí o acá, y menos frecuentemente a los de lejanía, como allí o allá, de los que puede ser un intensivo" dijo y, prácticamente sin inmutarse, se dirigió al camarero señalando nuestra mesa: “otra para mí”.

Una vez más, una discusión más cercenada por un dispositivo móvil. Suerte que todavía hay cientos de temas en los que nunca nos podremos poner de acuerdo, ¿verdad?