Una zona asfaltada (sin tráfico, claro) y un trozo de tiza. Era lo que necesitábamos hace algunos años para pasarnos un buen rato lanzando la piedra y brincando sin pensar en nada más. Rayuela, le llaman al juego. No en mi barrio, desde luego, ni en el de muchos amigos a los que he ido preguntando con el paso de los años. He oído la versión "charranca", palabra castellanizada de la catalana "xarranca", "el juego del truco", "las casillas"... Y sin duda recibirá otros muchos nombres que desconozco y que quizá queráis compartir con nosotros. A menudo, uno tiende a pensar que los juegos de su infancia se llaman de una manera y que no puden tener otro nombre, pero a medida que nos hacemos mayores nos damos cuenta de lo equivocados que estamos. En esto y en otras muchas cosas, claro. Pero no quería hablar de equivocaciones, sino de juegos. De juegos de la infancia y de los nombres que, a veces, nos inventábamos para definirlos. Porque, en ocasiones, el juego nacía de forma casi espontánea o por imitación de otro cuya versión original se perdía por el camino.
Ahora me acuerdo de unos cuantos (no sé si sabría jugar a todos ellos), pero seguro que vosotros recordáis muchos más (y también los mismos, sólo que con otro nombre). Yo jugaba a "un, dos, tres: picapared", al "no retroceder", al "martín pescador", al "bote", al "escondite" (al inglés no; o sí, porque no sé cuál es la diferencia), a "pichi", a "matar", a las canicas, al "pilla pilla", al "teléfono", a "píldora", a "la una mi mula", a "churro media manga mangotero", a "polis y ladras"... ¿Os suena alguno? A mí, personalmente, me encanta esta terminología que me viene a veces desde tantos años atrás a la cabeza. Y me hace sonreír. Me gustan las palabras de mi infancia.
Y todas las que vinieron después...
8 comentarios:
Yo a la rayuela lo llamaba "truquemé".
La diferencia entre el inglés y el "normal" era que en el inglés tenías que ir avanzando mientras el que contaba no miraba y, cuando lo hacía, te tenías que quedar muy quieto en la posición en la que estuvieses porque así no te veía. Vamos, como si jugases con un tiranosaurius.
jeje! aquí en Valencia a la rayuela se le llamaba el Sambori ;P
En mi pueblo le llamábamos mariquitilla.
En mi zona la rayuela era la "mariola" :P Y el escondite inglés (el de moverte sin que te viesen) era "Paloma blanca, paloma negra", que era lo que recitaba el que "pandaba" mientras los demás íbamos hacia él.
En Sevilla se le dice el teje, por el teje o tejo que se usa para jugar.
Yo le llamaba "mariquitilla" :)
En Santander, o por lo menos es lo que me enseñó mi madre, al juego de la Rayuela le llamábamos la Pita, por lo mismo que dice Tomás del Rey, porque jugaban con pita. Y al "un, dos, tres, picapared" le llamábamos "un, dos, tres, carabín, carabán"
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