lunes, 16 de enero de 2012

Departamentos de corrección

Hace unos días, a través de Twitter, nos hacían llegar un enlace a un artículo de El País donde había varias faltas de ortografía, subsanadas después de las decenas de comentarios que dejaron en la web los lectores. Entre los errores, “jóven”, por poner un ejemplo. Fue El País como pudo ser cualquier otro, porque últimamente (o ésa es mi percepción, al menos) se cuidan poco las correcciones de estilo y ortotipográficas en los grandes diarios españoles. Evidentemente, todos cometemos faltas de ortografía alguna vez, pero ya no me refiero a eso, sino al estilo usado en ocasiones, muchas veces descuidado. ¿Se corrigen los textos antes de publicarlos en la web? Si es así, ¿cómo es posible que en un artículo como el que nos enviaron, de apenas 20 líneas, hubiese dos o tres errores como el que comentaba? Sí, el periodista se puede equivocar, el corrector puede no verlo. Yo he trabajado como periodista y como corrector. Sí, puede pasar. Y pasa. Pero hablo de una percepción, que no sé si compartís, sobre la prensa en general. No es la primera vez que sucede ni será la última.

Una de las explicaciones puede venir por los ajustes económicos que se están haciendo en los grandes (y pequeños) grupos editoriales españoles, donde han ido desapareciendo los departamentos de corrección. Lo he visto en primera persona. De ahí se pasa a que se corrijan los textos de forma externa (muchas veces con los mismos correctores), pero las prisas y los recortes presupuestarios acaban también por conseguir que esas correcciones sean lo más superficiales posibles, simplemente para cumplir el expediente. El corrector, claro, hace lo que le piden de la mejor manera posible. Otras veces, cuando el tiempo apremia de verdad, se hace una lectura rápida y se publica sin más. Sí, también lo he visto en primera persona.

Luego vienen las preguntas: ¿este tipo de errores, continuados, restan crédito a la publicación en cuestión? ¿Cómo lo percibe el lector final? Porque, al final, si nadie se queja, el editor del diario o revista tampoco lo va a hacer. Mi experiencia como corrector y los cambios en el sector que he vivido me llevan a pensar que cada vez importa menos una buena corrección de estilo. Lo mismo sucede con algunas traducciones que han pasado por mis manos. De nuevo, los ajustes económicos empiezan por ahí. De momento, eso sí, nadie se ha quejado.

10 comentarios:

José María dijo...

La gente percibe la ortografía como algo inútil. Hay que preguntarse por qué.

Fdo: 3/4 de filólogo hispánico.

●ѕιℓνια fιℓóℓogα● dijo...

Ya lo dice el dicho popular: Dime cómo escribes y te diré cómo eres.

Si me llegara a encontrar una falta, tan solo una o a lo mucho dos, en un periódico de renombre no culpo al periodista, pues estos y los redactores, en teoría, deben tener una buena base de redacción y estilo. Más bien llego a pensar: "error de imprenta" (también alguna faltita he encontrado en alguna novela, no digo que no). Pero si encuentro bastantes faltas entonces ya discrepo y pongo en duda la calidad de quien ha redactado la noticia, sea en El País o en cualquier diario de tira nacional. Yo soy una maniática de las faltas ortográficas (y los acentos), no puedo verlas ni en pintura, pero ¡ojo!, las cometidas porque uno no sepa cuáles son las normas establecidas por la RAE. Porque "faltitas" por escribir rápido o sin repasar lo escrito lo hacemos todos, hasta el más brillante académico. Yo me las tomo muy en serio, y creo que todos deberiamos repasar el estudio de la ortografía de vez en cuando porque siempre hay alguna de la que no nos acordamos. Es inútil pensar que la ortografía es inútil: es lo mínimo para escribir decentemente.

Fdo: 100% de filóloga (inglesa).

Didac Valmon dijo...

El País siempre se ha caracterizado por tener una gran calidad en sus escritos. A mí que soy tiquismiquis con cosas de la lengua, me viene llamando la atención desde hace tiempo la pérdida de calidad en las publicaciones web. Creo que se debe más que al descuido a la rapidez del sistema. Si salta una noticia "publicable" hay que escribirla a toda velocidad y subirla. Pero sí, para mí esas faltas restan calidad y veracidad en cierto modo porque algo mal escrito pierde fuerza para los que valoramos la calidad.

jddm dijo...

Escribir bien no cuesta dinero... Yo, sinceramente, prefiero pensar que la explotación laboral es la causante de que el periodista, corrector o "equis" no tener tiempo ni de pararse a pensar, ni mucho menos corregir lo ya hecho... Pero no le echemos siempre la culpa a la crisis que, como digo, escribir y/o hablar bien no cuesta dinero.
Yo creo que más bien esto responde a que no se lee - conozco periodistas que lo confirman rotundamente - y, por supuesto, no se le da importancia al buen uso de la lengua (tanto escrita como oral). Quizá, porque a lo mejor, ni siquiera se conozca como es debido. Quizá, por puro "pasotismo"...
Creo que, antes de preguntarnos cómo le parece, qué recepción tienen estos errores o qué consecuencias provocan en ese supuesto 'lector medio'-si es que este "espectro" existe -, cabría preguntarse qué interés tiene ese mismo lector en conocer, ya no sólo su lengua, sino su ortografía.

También, si todo esto no es otra cosa que la respuesta que los medios nos dan ante el valor exarcerbado referente a la inmediatez de las noticias, en detrimento, muchas veces, de la calidad con que queremos que se nos cuenten las cosas por parte de los profesionales del peridismo.

Lucecilla dijo...

Yo pensaba lo mismo, que un error lo tiene cualquiera. Pero ni os imagináis la cantidad de estudiantes de periodismo a los que estoy conociendo últimamente y que cometen un montón de faltas de ortografía (por no hablar de otras carencias) sin que les importe demasiado. Y, ¡ojo!, que no digo que todos sean así. Obviamente no. Pero no se puede esperar mucho de un periodista al que no le importe cuidar su corrección, ya sea ortográfica o estilística.

mama de 7 dijo...

Muy interesante el blog. Seguire en contacto.

Yo misma dijo...

Es que la gente no lo percibe como nosotros.... Para nosotros es "deformación profesional" detectar estos tipos de errores, pero para el resto no es nada importante.

Fdo: último año de filología hispánica

Morti dijo...

Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores: un error se le escapa a cualquiera, pero en los últimos tiempos estamos asistiendo a un declive en la calidad de las publicaciones en Internet, y creo que se debe tanto a la deficiente formación de las nuevas generaciones de profesionales como a la necesidad de publicación inmediata en estos medios. Es mi impresión que los licenciados actuales, incluso los licenciados de carreras como Filología o Periodismo, tienen unas carencias tremendas a la hora de escribir. No son solamente las faltas de ortografía, son las composiciones en sí, pobres en vocabulario y en estructura.
Hace apenas una semana recibí una solicitud de colaboración en el blog en español de la organización para la que escribo y traduzco. La persona en cuestión era filóloga y adjuntaba a su carta de presentación dos escritos que había compuesto para otra organización en el pasado. Tanto la carta de presentación como los adjuntos estaban trufados de fallos: comas en lugares equivocados, alguna tilde a la virulé, falta de coherencia en los tiempos verbales, párrafos que no llevaban a ninguna parte. Es sencillamente deprimente.

Anónimo dijo...

¡Cuánta razón! Solo que hay que andarse con cuidado de no convertirse en el cazador cazado. Por ejemplo, esas tildes en los pronombres demostrativos... Y ese uso de "donde" como relativo universal aunque el antecedente no sea un lugar. Por no hablar de las comillas para designar usos metalingüísticos, cuando lo que debe usarse es la cursiva. Y esa colocación anticipada del reflexivo "se" ((se puede equivocar en vez de puede equivocarse), que no es incorrecto pero de buen estilo tampoco.
La expresión "Lo he visto en primera persona" también es muy notable; como pleonasmo es poco fino. En fin, que las erratas son erratas y se le escapan a cualquiera, pero es más importante centrarse en usar el lenguaje con precisión y en escribir claro, conciso y, si es posible, con cierto gusto. Mi opinión, como otra cualquiera; seguro que yo he metido la gamba también.

Daniel dijo...

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