
jueves, 30 de septiembre de 2010
El Social Sciences Citation Index

miércoles, 22 de septiembre de 2010
Qdms sta noxe???

Hace años, tenía un compañero de trabajo cuyos mensajes de móvil era incapaz de entender. Se dejaba fuera tantas letras que ni en mis mejores sueños filológicos hubiese sido capaz de descifrar aquellos textos. "Es para ahorrarme dinero", me decía, cuando en realidad no cubría ni el 20% de espacios en cada mensaje. Supongo que se refería al dinero que se ahorraba en llamar, ya que es lo que tenía que hacer yo constantemente. "Es para ir más rápido", argumentaba otras veces. Lo rápido, insisto, era mi llamada. Luego, claro, a uno le llaman "pedante" por no dejarse ninguna letra y poner las tildes allá donde van en los mensajes de móvil. Pero ésa es otra historia. Lo que quiero decir en estas líneas es que yo nunca le critiqué por ello, sino que siempre busqué la mejor forma para que nos pudiésemos llegar a entender (que nadie piense que me gastaba fortunas en llamadas, claro).
No me gusta la imagen chulesca y de superioridad que pasean algunos filólogos que se pasan el día corrigiendo a sus amigos (sin ánimo de ofender, dicen) y que sonríen condescendientemente cuando alguien se equivoca. Quien no conozca a ninguno de este tipo, yo puedo presentarle con mucho gusto a unos cuantos. Por suerte (insertar aquí suspiro melodramático), no son la mayoría, ni mucho menos.
Para mí, y es sólo mi opinión, los filólogos somos necesarios. Pero, a veces, estamos de más; nos pasamos de listos. Lo he visto mil veces y las que me quedan. Lo que nos faltaba es alimentar esa imagen de correctores permanentes…
Por supuesto, no quiero personalizar ni acusar a nadie, pero sí, va por ti. Sí, por ti (bromeo).
En fin, quien quiera quedar esta noche, que me envíe un mensaje que pueda entender a la primera, ¿de acuerdo? Luego se hace tarde y me da pereza salir…
martes, 14 de septiembre de 2010
Pequeños homenajes a los compañeros de viaje
lunes, 13 de septiembre de 2010
Los correctores que salvan vidas
Otro autor se quejaba de que le habían variado los signos de puntuación y ahora en el texto no se entendía lo que él pretendía decir. Al leer el original, comprobé que en un párrafo de quince líneas, por ejemplo, no había ni una sola coma, ni un solo punto; nada. Efectivamente, el sentido había cambiado. Ahora se podía leer.
Una tarde, mi amigo recibió una llamada en el trabajo. Un autor le agradecía su corrección (según él, la primera y única vez que ha pasado algo así). En la indicación de un medicamento, la coma estaba mal situada y la dosis que iba a aparecer publicada era letal. La experiencia del corrector le había hecho dudar y consultó con el autor, que corrigió la dosis.
Sí, ya sé que el título es un tanto hiperbólico, pero el trabajo de corrector es importante. Y, a veces, imprescindible.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Todo tiene un comienzo
Este grupo también lo tuvo, así que intentaremos explicar cómo se fraguó todo. Fue, en realidad, una pequeña broma entre antiguos compañeros de facultad, un poco cansados, ésa es la verdad, de las caras extrañas, las risitas y los codazos disimulados que veíamos (y seguimos viendo) cuando alguien se enteraba de que habíamos estudiado filología.
Un comentario en facebook lo desencadenó: estoy a punto de crear un grupo que se llame “Los filólogos somos necesarios. Que parece que no, pero sí”. Varias respuestas, algunas jocosas, todo hay que decirlo, me empujaron a hacerlo.
Me llevé una gran sorpresa cuando vi apuntada a la primera persona que no conocía. El primer día éramos cuatro. El segundo, 15. La primera semana había más de 100 personas apuntadas y no acababa de creérmelo. Las tres semanas que siguieron fueron una auténtica locura, pues se llegó a los 5.000 integrantes. “Has creado un monstruo”, me decían algunos. “Has creado un espacio para el diálogo”, me aseguraban otros. “Las dos cosas vienen a ser lo mismo”, apuntaban los más cáusticos.
Otra sorpresa, menos positiva, vino hace no demasiado, cuando facebook se puso en contacto con este administrador que os habla y le comunicó que la página se bloquearía o cerraría si no era capaz de demostrar que era el legítimo propietario de la empresa o la marca. Por supuesto, no se trataba ni de una empresa ni de una marca, así que traté de justificar la creación de la página. Su respuesta fue que para lo que yo quería, ahí estaban los grupos. Las páginas, amigos, eran sólo para empresas u organizaciones legalmente establecidas. En la misma respuesta, el tema de las denuncias y el contenido inapropiado.
Ante la incertidumbre, decidimos crear un grupo, un perfil de facebook, una cuenta de twitter y este blog, que queremos tener interconectados para que nadie se pierda nada. Sí, ya lo sé. Difícil tarea.
En cualquier caso, esta entrada del blog era sólo para explicaros que, a veces, de la idea más pequeña nacen diálogos abiertos como los que mantenemos. Y que no me gustaría que se perdiesen. Porque, aunque digan que no somos necesarios, eso viene a ser lo de menos.
¿El futuro del grupo? Amigos; el que vosotros queráis.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Ortografía de la Lengua Española
http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000015.nsf/%28voanexos%29/arch7E8694F9D6446133C12571640039A189/$FILE/Ortografia.pdf