No tengo reproductor de libro electrónico, esto que vaya por delante. No he sentido la necesidad de tenerlo y no sé si la tendré. De momento, ya lo he probado y la "tinta fría" que utiliza, sin retroiluminación, no daña la vista y a veces uno tiene la sensación de que realmente está leyendo una página impresa. Es cómodo de transportar y caben muchos libros dentro. Los que uno se pueda leer en varias vidas, si se descuida. Dicho esto, y a pesar de las ventas, la industria editorial está viendo que el lector sigue necesitando el papel y que no se ver por ningún lado el final de la página impresa. Algunos gurús ya habían pronosticado que le quedaban pocos años de vida, pero la realidad es tozuda y el libro en papel se sigue vendiendo, sobre todo porque, en muchos casos, la misma obra es poco más barata en formato electrónico que en su edición impresa. El día que valga la mitad, ya veremos, aunque supongo que la piratería ya está poniéndose las pilas. En cualquier caso, no veo que sean incompatibles ambas versiones.
Hace dos años, en la feria del libro de Frankfurt, parecía que la muerte del papel estaba a la vuelta de la esquina, ya que la gran mayoría de las editoriales se habían volcado en enseñar sus productos electrónicos y habían apostado decididamente por este formato. Sin embargo, en la de este año parece que todo ha vuelto, por así decirlo, a la normalidad que sigue a la moda repentina que parece que va a acabar con todo lo demás.
Mi impresión, después de largos paseos por los pabellones de la feria, es que al papel le quedan muchos años de vida, sobre todo porque es muy difícil crear una necesidad que no tiene al comprador. Parece fácil, pero no lo es. Quizá, poco a poco, se vaya imponiendo el formato electrónico, pero lo que es seguro es que ambos van a convivir durante muchos años. Me parece, por ir acabando, que la disociación entre continente y contenido no es tan obvia cuando hablamos de libros...
Si dentro de seis meses se dejan de imprimir libros, releed esta entrada del blog y ponedme verde, claro. Lo tendré bien merecido.
4 comentarios:
No creo que sea difícil crear una necesidad: nos han creado la necesidad de usar móvil. Reloj. Tarjetas de crédito. Etcétera. Quizás en este caso lo que se creía que podría ser necesidad sea más bien un lujo y una inutilidad, habida cuenta de cuán poco lee la mayoría de la gente. ¿Para qué quiere alguien que apenas lee llevar "encima" no sé cuántos libros? Yo no estoy en contra del libro electrónico, en absoluto. No lo tengo, y no sé si algún día lo tendré. Pero estoy segura de que es un dispositivo que, hoy por hoy, tiene mucho más que ver con el afán de algunos por "distinguirse" que por otra cosa. Aunque ya casi todos conocemos este vídeo, no puedo evitar recordarlo, porque me sigue pareciendo genial:
http://www.leerestademoda.com/component/content/frontpage.html
Interesante. Un libro eléctronico, dicho sea de paso, no huele a nada. Quizás al café o al cigarro o al ambientador que tengas en tu habitación. Pero no huele a libro.
Una cosa es probar un libro electrónico y otra tenerlo, igual que no es lo mismo probar un móvil en una tienda que usarlo todos los días.
Usad un kindle durante un mes y luego me contáis. Para mí la experiencia supera a la del libro tradicional. El único inconveniente es cargarlo, pero bueno, cargarlo una vez al mes tampoco es tanto.
Yo tengo un eBook y me parece un gran invento, pero no creo que abandone los libros impresos. También pienso que pueden convivir los dos formatos perfectamente. Digitalizarlos es lo mejor cuando necesitas antiguos clásicos para clase y el único remedio es leerlo por internet (con las nuevas tecnologías al menos la pantalla del ordenador deja de ser tu enemiga.)
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