Ocho de la mañana de un jueves cualquiera. Tren de cercanías lleno de gente. Dormito de pie, agarrado a la barra que recorre todo el vagón. Se abren las puertas en una parada cualquiera y sube una cara conocida que se acerca y me saluda. "¿Te acuerdas de mí?", me pregunta. No consigo salir de mi letargo, pero poco a poco voy recordando... "Fuimos compañeros en EGB, en la clase de la señorita Ana". La señorita Ana vuelve a mi cabeza de repente. La señorita Ana... "Claro, claro, ahora me acuerdo", le digo mientras sigo pensando. Seguimos con los habituales qué tal todo, dónde vives, tienes hijos y otras cosas de la edad. Hasta que me pregunta "y qué, ¿fuiste a la universidad? ¿Qué estudiaste?". Por un momento me acuerdo de este blog y sonrío: "Filología". Espero su respuesta y llega de inmediato: "Claro, ¿qué otra cosa podías estudiar, verdad?".
Miro hacia otro lado y no sé muy bien qué pensar. Me acuerdo de muchas de las historias que habéis compartido aquí, en facebook o en el foro y no sé muy bien hacia dónde me lleva la conversación hasta que añade una anécdota que yo no recordaba.
Estaríamos en tercero o cuarto de EGB y nos llevaron de excursión. La señorita Ana nos preguntó qué era lo que teníamos delante en un punto del recorrido y yo, al parecer, respondí que aquello era un carvajo. Me dijo que muy bien y esa persona que tengo delante en el tren lo recuerda desde entonces. Y yo, en cambio, tengo que preguntarle qué es un carvajo, porque si alguna vez lo supe, se me olvidó hasta ese momento. Entonces me sonríe y me dice que lo busque y se lo diga la próxima vez que nos veamos.
Cuando se baja del tren la mañana del jueves ya era una buena mañana.
3 comentarios:
Iba a preguntarte: ¿pero qué es un carvajo? Te ahorro la contestación, que ya lo he buscado :-)
Entrañable anécdota con aprendizaje incorporado
Jajaja... Si uno mismo lo busca, es más posible que se acuerde en un futuro :)
Yo también lo busqué, añado.
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