
Hace algunos años ya que descubrí lo que Mortadelo y Filemón había significado para mí. Mis padres me lo decían una y otra vez, pero no acababa de creérmelo. Y, para mi hermano pequeño, fue igual; ambos aprendimos a leer con estos tebeos. Tal era la necesidad que sentíamos de ser independientes ante los textos que acompañaban las viñetas que aprendimos a la fuerza. Entre mis padres, mis primos mayores, mis tíos... todos aportaron algo para poder seguir con autonomía los tebeos de Mortadelo y Filemón. Más tarde, cuando nos enseñaban a leer en el colegio, parece ser que yo ya era bien capaz de deletrear "Superintendente Vicente". No por nada en especial, sino porque las ganas de leer aquellas páginas habían podido más que mi paciencia.
Así que, digamos, le debo algunas cosas al bueno de Ibáñez. Luego hubo otros, sí, pero ninguno como aquellos... En muchas fotos de cuando era pequeño aparezco con algún tebeo entre las manos. Y siempre de Mortadelo y Filemón. Será que me hago mayor, pero creo que me voy ahora a la estantería, a ver qué rescato...